domingo, 7 de agosto de 2016

II WLDBcn en el Convent de Sant Agustí

Con motivo del World Listening Day de este año, desde el Grupo de Exploraciones del Entorno Sonoro convocamos una serie de actividades el pásado sábado 16 de julio entorno al Convent de Sant Agustí.

Tras encontrarnos Pedro y yo mismo, se fueron presentando el resto de asistentes matinales: a los ya veteranos Jordi y Estefanía, se sumaron Gerard, Celeste, Paül y Dario.
Tras las presentaciones de asistentes y de la jornada, nos dividimos en grupos. Los jóvenes Paül y Dario por un lado, Estefanía por otro, Gerard, Celeste y Pedro formaron otro grupo, y yo me fui con Jordi, a quien perdí la pista tras las primeras grabaciones, marcadas por una radial cuyo sonido envolvía todo el entorno del Carrer de la Sèquia y del Carrer de les Bases de Sant Pere.

Así, comenzaba yo mi ruta particular por las calles de Sant Pere -como si Pedro hubiese escogido el barrio a propósito-. Al lado de una lavandería percibía sonidos interiores -lavadoras y conversaciones- y exteriores en Sant Pere Més Baix -todavía sonaba la radial en el fondo-. En Sant Pere Mitjà, tras un carro que asalta nuestra escucha, la música de las viviendas de los vecinos hace acto de presencia. En Sant Pere Més Alt, el verano y el turismo se hacen patentes cuando oímos las bicicletas, las sandalias y las lenguas extranjeras.

De nuevo bajando, percibimos no sólo sonidos sino también olores en el Carrer de Freixures, que hace honor a su nombre (el subconsciente más inteligente me llevaba a escribir que "hace olor a su nombre"). Dentro del Mercat de Santa Caterina, al lado de su bar una batalla de sonidos que luchan por sobrevivir.

Bajando hacia Carders por una calle estrecha encuentro una herrería, lugar propicio para tropezarse con sonidos en vías de desaparición (una fundición; imagino la forja de la espada del mítico Siegfried) o más bien lugar evocador de sonidos perdidos, conquistado por las herramientas del presente, aunque con unas campanillas de cuento tocadas por la puerta al abrirse.
Para finalizar las grabaciones nos vamos a hacer la compra. Primero, tras un carro que chirría en el Carrer de Carders. Después, en una tienda con productos a granel, Casa Perris, delante del Born.


Luego, tras algunas despedidas y el descanso para comer, Pedro y yo nos quedamos a hacer la escucha de algunas de las piezas de la convocatoria y después de mis grabaciones, asistidos por Thomas que llegaría un poco después y que nos daría muy útiles apreciaciones para la manipulación de los sonidos y para la creación artística a partir de los mismos.

El tema de este año, Sounds Lost and Found, es difícil si se interprecta rigurosamente conforme a la convocatoria internacional. Como ya hemos dicho, la herrería es un lugar de sonidos perdidos. También el Convent de Sant Agustí o el Mercat de Sta. Caterina, que en ambos casos son antiguos conventos. Del mismo modo, el Born Centre Cultural (la anglosajonización del idioma también es fuente para sonidos encontrados: por qué este nombre y no el gramaticalmente correcto Centre Cultural del Born?; al cambiar la gramática también se modifica la entonación y el ritmo, y por tanto la sonoridad de una lengua) es otro lugar de sonidos perdidos, los del siglo XVIII en las ruinas que guarda. Como sonidos encontrados, muchas lenguas son nuevas para el barrio, así como los timbres de las bicicleta modernas. Los carros de los buscadores de chatarra moldean el paisaje sonoro de Barcelona desde hace muy pocos años -clarísimo ejemplo de marca sonora- y cualquier herramienta que funcione con electricidad como la radial o las del herrero, así como los aires acondicionados y demás motores, alimentan el sonido tónico base acústica de cualquier gran ciudad, como Barcelona, junto al tráfico, que en esta ocasión ha escaseado.

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